@Sofia M Usted va por la calle, es sacerdote, y ve a una señora o un señor, o varias personas, y les dice: ¿serían tan amables de bendecirme? Y se pone de rodillas. La gente se quedaría paralizada, y pensarían que el sacerdote se había escapado de un psiquiátrico, o le dirían que todavía no es carnaval... Pero nadie diría este sí que es un buen sacerdote, y no como los de antes,... por fin empiezan a contar con el pueblo, esta sí que es una iglesia popular: vuelvo a ser católico porque por fin he visto un buen acto de humildad.
El ejemplo lo puedo situar, exactamente igual, dentro de una iglesia, como es el caso.
Lo piensas un poco despacio y dices: esto que he presenciado ha sido una auténtica payasada. O tal vez diría la misma frase del titular de esta noticia.
Salvo que previamente el sacerdote hubiese dicho a los fieles que el Vaticano había cambiado las normas sobre bendiciones, porque el papa repite incansablemente que basta ya de rigideces, que los 10 mandamientos no son para todos, etc. etc. Entonces esos fieles estarían en una situación de ignorancia invencible.